miércoles, 29 de mayo de 2013

El momento y los esperadores

Los que políticamente somos de pensamientos extremos siempre solemos estar esperando “el momento” para hacer algo que nos permita parecer salvadores, en este caso de la patria. A veces ese momento parece no llegar nunca, siempre estamos ansiándolo y, mientras, se nos llena la boca de palabras tan grandilocuentes como carentes de sentido, como si fuera el momento el que tuviera necesidad de nosotros en lugar de nosotros de él. Pero sin duda lo más crudo viene cuando ese momento llega y los esperadores no hacemos nada, lo ignoramos, pasamos de largo como si no fuera con nosotros la realidad. Es entonces cuando las palabras dichas empiezan a tomar sentido, a mostrarse como lo que de verdad eran, es decir, nada.

Los salvapatrias hemos pasado de sacar pecho a sacar barriga, y con ello a mostrar que hablar es más fácil que hacer. En los últimos años nunca España ha necesitado tanto de los salvapatrias como ahora, y sin embargo no estamos, no se nos escucha porque no hablamos, y si hablamos ya nadie nos hace caso porque no somos.

Recuerdo un libro del falangista y amigo Gustavo Morales titulado “De la protesta a la propuesta”. Con ese título, y dado que estaba dirigido al entorno azul, no le hubiese hecho falta escribir ni una sola palabra más en su interior, podía perfectamente haberlo dejado en blanco y valerse del título como mensaje único de lo que había que hacer, esto es, ya se ha protestado, ahora propongamos. Pero los esperadores no parecemos de propuesta, más bien de protesta de barra de bar, ahora que Coca Cola sale en defensa de ellos con un anuncio que hasta el Gobierno se tendría que aplicar. ¡Cuánto cambiaría la percepción de los esperadores si fuéramos capaces de articular una sola propuesta nacida de nosotros mismos! Y lo peor, ni siquiera nos damos cuenta que las propuestas ya estaban escritas, no hay más que leer a José Antonio, cuyos pensamientos adquieren ahora una rabiosa actualidad premonitoria, no hay más que hacer eso.

Así pues, dejemos las protestas sin dejar de apoyar los bares, y centrémonos en las propuestas. El título del libro del que fuera digno sucesor joseantoniano, al frente del partido azul, nos debe servir de reflexión para ayudar a una patria que clama a gritos que se retome el todo por ella. Es cierto que no podemos dejar de evolucionar, de ser conscientes que en general el mundo de ahora no es el mundo de hace setenta y siete años, pero en lo esencial sí lo es y las propuestas están escritas. ¿Seguiremos siendo esperadores o nos daremos cuenta que el momento ha llegado?


Me llamo Javier Bleda y soy español